Producción, uso y descarte, de un material que impacta en el ambiente. Por EDUARDO VERÓN (*)
En el calendario ambiental, el mes de Julio es conocido como “el mes libre de plástico”. Esto es porque en el año 2011, Rebeca Prince Ruiz, desde Australia, promovió la iniciativa “Julio libre de plásticos” consistente en concientizar a la población sobre el daño ambiental que producen los desechos plásticos e incentivar su desuso o disminución. Desde entonces, cada año hay iniciativas en más de 100 países para promover la disminución de este material.
El plástico es un elemento ambientalmente dañino por tres motivos principales:
Por la producción: los plásticos se elaboran con compuestos orgánicos, sintéticos o semisintéticos utilizando buena cantidad de energía y agua. Esta composición y la gran cantidad que se produce por día, repercuten directamente en el consumo de luz y agua.
Por el uso: los plásticos tienen múltiples funciones: se fabrican juguetes, tuppers, elementos de bazar, entre otros. No obstante, la mayor producción está destinada a envases, que son utilizados por un tiempo corto. Según estadísticas de Greenpeace, cerca del 40% de los plásticos que se producen son para envases.
Por los desechos: como la mayor cantidad de plásticos son de un solo uso, es decir que se descartan continuamente, el volumen que se arroja a la basura es mucho.
La gran producción de plásticos, el descarte continuo y la composición del material repercute fuertemente en el ambiente. Su degradación tarda cientos de años. Incluso, por sus propiedades, el plástico nunca termina de deshacerse por completo, sino que se degrada en partículas muy pequeñas que se mezclan con la tierra, el agua y el aire. Recientes estudios dan cuenta de la presencia de micro plásticos en los tejidos humanos y esto es porque está presente en el aire que inhalamos, en el agua que tomamos y en otros alimentos que consumimos. La ingesta de micro plásticos repercute negativamente en nuestra salud.
La cantidad que se desecha es tanta que incluso se formaron, por lo menos siete “islas” que en lugar de tierra tienen como suelo ¡plásticos! Su dimensión es tan grande que la mayor de ellas tiene tres veces la superficie de Francia. Esta concentración de plásticos tiene lugar en distintos lugares de los océanos porque se producen giros de corrientes marinas, que juntan los residuos que hay en el agua y cómo los plásticos son elementos abundantes y que no se degradan fácilmente, esto tiene como consecuencia la formación de verdaderas islas.
Ante este panorama de contaminación, degradación ambiental, daño a los humanos y también a las especies animales que comen plásticos y mueren a causa de su ingesta, surge la importancia de concientizarnos y a partir de esa concientización repensar nuestros consumos.¿Cómo podemos disminuir el plástico que utilizamos? Entre otras recomendaciones, durante este mes se incentiva el uso de botellas reutilizables (para no comprar descartable constantemente), no solicitar bolsas plásticas para las compras sino llevar bolsas reutilizables de tela u otro material con mayor vida útil.
José León Suárez no es ajena a esta problemática, si bien no hay islas, sí hay montículos de residuos donde entre otros materiales se encuentran envases, bolsas y otros elementos de plásticos. Estos montículos se conforman como verdaderas montañas en los predios de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE), que también se degradan y esas partículas llegan a las personas que habitan en los alrededores. Reducir, reutilizar y reciclar vuelve a ser una alternativa posible a la contaminación.
(*) Eduardo Verón: Vecino suarense, licenciado en Ciencia Política y doctorando en Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Actualmente es becario doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), con lugar de trabajo en el Laboratorio de Investigación en Ciencias Humanas y es miembro del Área de Ambiente y Política (EPyG-UNSAM).