Por Raúl Bermúdez
La Misión de “Los Linyeras de la Virgen”, o simplemente “Los Linyes”, recorre desde la última década del siglo XX, nuestro continente americano y otros pueblos de Asia y África, difundiendo la devoción a Nuestra Señora de Luján. A su paso van quedando “comunidades de base”, particularmente en los barrios y pueblos más pobres y vulnerables.
Al frente de esta iniciativa misionera están el padre Raúl Gabrielli y la hermana Lidia Walas. El padre Raúl fue designado “Misionero de la Misericordia” por el papa Francisco, un mandato referido a la “Nueva Evangelización” que impulsa el jefe de la Iglesia.
La semana pasada partieron llevando una imagen de la Virgen de Luján, desde la antigua casa de los Gabrielli Skinzi, una de las familias italianas pioneras de José León Suárez, hacia la comunidad negra de Palma Real, provincia de Esmeralda, República de Ecuador.
Los y las “Linyes” siguen las enseñanzas del “teólogo del Pueblo”, el sacerdote argentino Rafael Tello, ya fallecido y cuyos restos se encuentran depositados en el interior del templo de la Basílica de Luján. Entre otros lineamientos se destacan la valoración de la “cultura” y la religiosidad popular, el compromiso social y político “desde” la situación y el lugar de las personas más pobres y humildes, y una nueva evangelización que aporte a la construcción de la “Patria Grande” latinoamericana y caribeña, con la fe y los valores del Evangelio.
Un elemento importante de esta nueva misión a la costa noroeste del Ecuador, es que profundiza en los aportes del componente negro al mestizaje cultural americano y a la construcción de la Iglesia, Pueblo de Dios universal, unido en la riqueza que surge de la diversidad.
Precisamente la devoción a la Virgen de Luján se expande a partir de la figura del “Negro Manuel” y su compañera “Beatriz”, que cuidaron la imagen y su capilla en el siglo XVII. Sujetos a esclavitud -como ocurría en nuestras tierras hasta la memorable “Asamblea del Año XIII”, que dictó su abolición- eran cristianos con un gran espíritu libre. Esto lo testimonia con claridad la frase que quedó registrada, en un proceso colonial judicial: Cuando se le pregunta al Negro Manuel a qué patrón o dueño pertenece, contesta “Soy de la Virgen nomás”.
Esta identificación de los sectores populares con la Virgen María es histórica: El indio Juan Diego y la Virgen de Guadalupe en México, el Negro Manuel y la Negra Beatriz en Luján, Argentina, son arquetipos que se repiten a lo largo de toda la región durante los tiempos en que éramos colonias europeas. También en el transcurso de las guerras de independencia y se perpetúan hasta nuestros días, con las multitudes en los santuarios “Marianos”.
Lejos de constituir una actitud adormecedora y conformista, nuestra religiosidad popular contiene una vivencia “totalizadora” de la Fe cristiana. De allí su fuerza “liberadora” que integra lo espiritual y las demandas sociales, económicas y políticas en una síntesis cultural y religiosa diferente a la de los países dominantes.
En la Europa occidental como en la Norteamérica WAST (White, Anglo, Saxon, Protestant*) suele haber un marcado divorcio de la Fe y la vida pública. Se recluye así lo religioso al ámbito privado y familiar, con nula proyección social y política real, apenas declamatoria en el cierre convencional de discursos públicos.
La “Negrita” de Luján, por el contrario, con su tez negra zamba y sus ojos azules cielo, acompaña a su Pueblo, en todas sus preocupaciones individuales y comunitarias. Desde hace unos días, también está presente en la humilde aldea negra de Palma Real. Lugar de gente de trabajo duro y mal pago, rodeada de “narcos” y militarizada, porque el mar cercano a sus costas es un “corredor” con la vecina Colombia. “Luces y sombras” de nuestra América.
(*) Nota de la Redacción: Blancos, Anglo-sajones, protestantes. Una denominación que suele hacer referencia a sectores sociales dominantes en los Estados Unidos de Norteamérica.