Por Raúl Bermúdez
“Una mujer para mí desconocida, firme, decidida, nos enseñó como luchar, como organizarnos”, así define Nora Rodríguez, una de las militantes históricas del barrio 8 de mayo, a Lorena Pastoriza, la lideresa indiscutida de la Cooperativa de Reciclaje “Bella Flor”, el Centro Vecinal “8 de mayo” y el comedor “Juanito Laguna”, entre otras creaciones comunitarias. Todas situadas en el Área Geográfica Reconquista (AGR) de José León Suárez, en el partido de General San Martín.
Lorena Pastoriza, el jueves 5 de septiembre, se convirtió en una presencia eterna, para un territorio surgido de la lucha por la justicia social. Luego de sufrir con entereza una larga enfermedad, joven, lúcida, solidaria hasta el fin, murió dejando un legado de compromiso de vida.
“La basura enfrente, la basura bajo nuestros pies. Sólo quedaba vivir de la basura”, así definía Lorena ante los micrófonos de FM Reconquista, la realidad que enfrentaban familias desplazadas y sin vivienda, allá por el año 1998. Se acercaba la implosión del sistema neoliberal y colonial del menemismo, con la ficticia dolarización llamada “convertibilidad” (Un peso, un dólar).
Todo se vino abajo en el año 2001, comienzos trágicos de nuevos siglo y milenio, quedando a la vista de quien quisiera ver, la desocupación, la pobreza y la miseria. Se hacía pedazos el espejismo social y politico de una década, sostenido por una deuda externa impagable.
Arrojadas a las márgenes del Río de la Reconquista, sin techo y sin trabajo, las familias fundadoras, el 8 de mayo de 1998, avanzaron sobre el basural ubicado al fondo del Barrio Libertador y corrieron la “frontera” hacia el Camino del Buen Ayre. La basura, el descarte, se transformó en materia de trabajo. Así, en unos años, nacería una empresa recicladora comunitaria.
“El centro comunitario primero fue una casillita de madera que se llenaba de gente, de ganas de progresar, de amor, de esperanza” -relata Nora- “Lorena fue como una referente que brotó de la tierra, que nos guiaba. La organización me cambió la vida. Pasé de no entender nada a saber mucho”.
Los años 2000 y 2001, golpearon fuerte a la clase trabajadora, más aún a las familias más pobres. Contaba Lorena: “Ya no podíamos vender ni plantitas en la calle. Eso nos llevó a cruzar la ruta y buscar comida en la CEAMSE (*) que cuidaba SU basura. La policía no nos dejaba entrar al predio. Hubo mucha violencia. El camino fue largo y tedioso, pero salimos fortalecidos y surgió un proyecto de organización comunitaria.”
Cuando desapareció Diego Duarte (**), tapado bajo la basura, fue como un shock”, relata Nora. Hoy hay nueve plantas de reciclado en la CEAMSE. La cooperativa “Bella Flor”, además de organizar y autogestionar el trabajo apoyó iniciativas culturales y educativas, como la creación de la Biblioteca “Juan Gelman”, en la unidad penitenciaria (UP Nº 48) de José León Suárez. Envió los primeros libros y la tesina de Waldemar Cubilla, recibido de sociólogo en la cárcel, fue sobre el valor del trabajo analizando la experiencia de la Bella Flor. Luego Waldemar, ya en libertad, crearía la Biblioteca Popular Cárcova, en su barrio.
Los sueños fundacionales fueron: un comedor, un centro comunitario, un jardín infantil, una cooperativa de trabajo, un barrio organizado. Lorena como una capitana, convoca, entusiasma, reúne, acompaña.
“En la casilla del 8 de mayo, donde ardían los fuegos para calentar las ollas del comedor, encontré un nuevo sentido para mi vida”, dice Andrea Biscione, vicedirectora de la Escuela Secundaria Técnica de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). “Lorena era una muchacha sumamente emprendedora, decidida, firme, con una polenta extraordinaria y una energía que contagiaba. Se acercó a la Asociación de Mujeres La Colmena para que la ayudáramos a construir un jardín infantil.” Así la recuerda Margarita Palacio, desde el Jardín de Infantes Comunitario Nº 1 del distrito Escolar San Martín “La Colmenita”.
Durante el velatorio realizado en el Centro Vecinal “8 de mayo”, la noche del 5 de septiembre, nos encontramos mujeres y hombres de la militancia social, cultural, gremial y política, para homenajear a nuestra compañera. Así nos reunimos integrantes de empresas recuperadas, cooperativas, medios de comunicación comunitarios, capillas, jardines, escuelas, universidad, comedores y bibliotecas populares, agrupaciones políticas, en un abrazo fortalecedor en la tristeza.
Antes de volver a casa, Érika Amarilla, una entrañable compañera “del 8”, me dijo: “Lore nos enseñó a creer en los demás”. Esa fe es la base moral que permite hacer que la organización venza al tiempo. Este es el desafío que ahora tiene por delante la comunidad del 8 de mayo.
Nota de la Redacción: Los testimonios de esta nota pertenecen a un informe radiofónico realizado por el periodista Leo Vázquez para FM Reconquista. (*) CEAMSE: Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado. (**) Diego Duarte el 15 de marzo de 2004, con 15 años, fue a la CEAMSE con su hermano Federico, buscando algo de valor entre los desechos. Un policía ordenó a un camión volcador taparlo con basura. Su cuerpo nunca apareció y nadie ha sido imputado por el Poder Judicial. Su hermana Alicia recuerda que fue Lorena Pastoriza quien la acompañó y alentó para la creación del Centro Cultural que lleva el nombre de Diego.