A este barrio se lo llama así, porque sus límites forman un triángulo, con las vías del ferrocarril General Manuel Belgrano (FCGMB), que une las estaciones terminales de Retiro y Villa Rosa, la avenida Sarratea, que divide los partidos de General San Martín y San Isidro, y la ruta Camino del Buen Ayre.

Integra la zona que conocemos como Villa Hidalgo, en la localidad suarense de Eugenio Necochea. Es el confín noreste del distrito sanmartinense. Pero también es una vía de ingreso al mismo, a través de la ruta Panamericana y el antiguo “Camino Real Morón a San Fernando”, hoy una importante y ensanchada calle de Boulogne Sur Mer.

En los últimos años, sus habitantes padecieron los graves problemas generados por la parálisis de la obra del paso bajo nivel (PBN) de Sarratea. Tuvieron que autoconvocarse junto a otras personas de Villa Hidalgo y de Boulogne y, luego de mucha lucha, lograron que se termine el túnel vehicular. (Hemos informado en múltiples notas al respecto).

Pero antiguos problemas perduran y surgen nuevos. Entre los “endémicos”, están el zanjón a cielo abierto que separa las vías del ferrocarril y la calle Yatay. Es un verdadero foco de infecciones, que llama a la acumulación de basura y debiera entubarse.

Entre los nuevos se encuentra el hecho de que la empresa de transportes Micro Ómnibus General San Martín (MOGSM), que gerencia varias líneas de colectivos, mudó su terminal al fondo de la calle Yatay, y utiliza la calle Amado Nervo (de un cuadra de largo) para el acceso a la misma. En realidad debiera tomar la colectora del túnel de Sarratea y doblar por Yatay.

De este modo causaría menos inconvenientes: la colectora se construyó como parte de la obra de ensanche de la avenida y está preparada para soportar vehículos de mayor talla. Tanto la colectora como la calle Yatay tienen una sola vereda de viviendas o comercios (enfrente tienen una el túnel y la otra las vías). Por lo tanto el peligro de cruce de peatones es muy reducido.

A esto se suma que –según testimonios de vecinos- en una vivienda con frente a la calle Amado Nervo reside un niño con algún trastorno del espectro autista, al que atemoriza  el ruido que produce el tránsito de las unidades de colectivos.

La eterna inseguridad: El cruce peatonal de vías de la calle Andrés Lamas, hace tiempo que es un verdadero “recorrido de la droga”. Antes de la pandemia también era el sendero obligado de muchos y muchas estudiantes del cercano colegio San Martín de Porres, y volverá a serlo. Es un barrio de gente trabajadora y tranquila en su mayoría, pero sus calles son transitadas frecuentemente por delincuentes armados.

La medida que reclaman en el vecindario es la instalación de una posta policial permanente en el lugar. Se lo han planteado a las más altas autoridades de la policía de la provincia…y continúan esperando, pero la violencia delictiva no espera.