Cada 7 de agosto (incluso cada 7 de mes), el santuario de San Cayetano del barrio de Liniers, en la ciudad de Buenos Aires, se llena de gente que pide o agradece fundamentalmente el trabajo. Lo mismo ocurre en las parroquias que llevan el nombre del santo. José León Suárez tiene la suya ubicada en la esquina formada por las calles Manuel Estrada y precisamente San Cayetano, erigida como parroquia en el año 1985. Durante años estuvo a cargo de los padres Lourdistas. Hoy su párroco es el padre Eusebio y de ella dependen las capillas Nuestra Señora de Luján, San Martín de Porres, Nuestra Señora de la Esperanza y Nuestra Señora de Caacupé.
Pero ¿quién fue Cayetano de Thiene? ¿Por qué el pueblo lo considera el patrono del pan y del trabajo? Veamos algunas tradiciones sobre su vida, sin pretensiones de exactitud histórica ya que no intentamos hacer un trabajo académico. Sólo pretendemos rescatar relatos sobre la vida del santo, algunos documentados, otros de tradición oral y escrita, que pueden servirnos de ejemplo para los días que corren en nuestra ciudad y en nuestra Patria.
Cayetano nace doce años antes que Cristóbal Colón llegue a América (1480), en Vicenza, región del Véneto, Italia. Hijo de un conde, pronto queda huérfano y al cuidado de su madre, que cuando Cayetano sea un hombre se dedicará de lleno a la vida religiosa como laica consagrada. Se recibió joven de abogado, se ordenó sacerdote y llegó a ser uno de los secretarios del Papa. Fundó su propia orden religiosa, de sacerdotes pobres y sencillos. Pero nos interesa destacar su tarea social, con una clara visión estratégica de los problemas a resolver en Roma, Venecia y Nápoles, entre otras ciudades italianas. Veamos:
* Funda un hospital para enfermos “incurables” (para la medicina de entonces), que atiende con sus sacerdotes. Lo que inmediatamente nos recuerda la obra de la Madre Teresa en Calcuta, India. Cuando los fondos se acaban, vende su biblioteca personal para pagar el salario de los médicos.
* También un refugio para prostitutas que desean escapar de sus explotadores.
* Impulsa un Banco Popular que conceda crédito sin interés, quebrando el criminal negocio de prestamistas usureros.
Hoy diríamos que son iniciativas que trabajan en las problemáticas de salud y economía popular y de violencia de géneros.
También en tiempos de “La Reforma” impulsada por el Monje Martín Lutero, en Alemania y Europa, se decide por “reformar desde adentro” la Iglesia. Dicen que decía: “Creo que la Iglesia es siempre la Iglesia…pero por culpa de los hombres aparece corrompida... Quisiera… (funda) un grupo de sacerdotes que vivan juntos, cumplan con el celibato, no busquen el dinero, sepan ser pobres... entonces el ejemplo arrastrará y comenzaremos la reforma desde nosotros mismos.". Y explica su proyecto: “No viviremos ni en conventos ni en monasterios, sino en casas sencillas… Nos dedicaremos al estudio de la Biblia, a la liturgia, a ayudar a los presos, pobres, enfermos. Nos llamaremos Clérigos Regulares. ".
Seguramente fueron los inmigrantes italianos los que trajeron su devoción a la Argentina. José León Suárez tiene una colectividad italiana numerosa, pero el culto a San Cayetano ya se propagó con gran Fe en el pueblo trabajador de todos los orígenes.
En estos tiempos de desocupación y precios en alza y salarios, jubilaciones y consumo popular decaídos (“Unos suben por el ascensor y otros por la escalera” decía el General Perón, para fundamentar su política de aumentos salariales), San Cayetano convoca a no bajar los brazos. El próximo 7 de agosto se esperan procesiones y marchas de trabajadorxs multitudinarias, que harán oír su voz… “Quien tenga que oír que oiga”.