Foto: Tomada desde la ciudad de Salta.
El Acta de la Independencia del 9 de Julio de 1816 decía ""Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en congreso general, invocando al Eterno que preside el universo, en nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos: declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que los ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojados, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli".
Ante el peligro de una invasión portuguesa desde Brasil a la Banda Oriental (hoy República Oriental del Uruguay) y la actividad de la diplomacia inglesa para coptar a nuestros dirigentes y así extender su dominio económico sobre América Latina, en sesión secreta del 19 de julio el Congreso de Tucumán incluyó la frase "y de toda otra dominación extranjera". La iniciativa fue del diputado por Buenos Aires Pedro Medrano. Hoy una calle de José León Suárez lleva su nombre en el barrio de Villa Hidalgo, localidad de General Eugenio Necochea (otro patriota que luchó junto al Libertador José de San Martín).
Un año antes, el "Congreso de los Pueblos Libres", reunidos en la ciudad de Concepción del Uruguay, convocado por José Gervasio de Artigas, ya había declarado la Independencia. En esa ocasión los diputados fueron elegidos por el voto popular secreto, algo inédito para la época, que se adelantó un siglo a la Ley Sáen Peña, de voto universal, secreto y obligatorio. Fue una proclama de carácter republicano, federal, popular, americanista, contraria a las elites porteñas, proclives a entregar el poder al reino de Portugal (con sede en Brasil) o a la corona ( y sus bancos y empresas) inglesa.
La dominación extranjera puede ser militar, política, cultural o económica. Es ejercida tanto por Estados como por grupós económicos y financieros trasnacionales. Del mismo modo la independencia y la sobranía deben ser integrales para no caer en nuevas formas de colonialismo, que siempre comienzan a través de la penetración cultural, la que coloniza las mentes para convertirnos en sirvientes complacientes de los poderes mundiales de turno. No lo permitamos ¡Dejemos de ser colonia! ¡Patria Sí!