"EL TRABAJO RESUCITA PERSONAS Y FAMILIAS"

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Compartimos con nuestrx lectorxs el texto completo de los sacerdotes -obispos, presbíteros y diáconos- religiosas y religiosos que trabajan en las villas, asentamientos y barrios populares de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y la provincia de Buenos Aires, sobre la situación laboral actual en nuestros barrios. Compartimos totalmente sus conceptos, por eso este artículo está publicado en la sección "Editoriales". Pero como decía un gran pensador argentino, Don Arturo Jauretche: "Con la tristeza nada se puede construir", por eso -a pesar de la crisis económica y social que atraviesa la Argentina- ¡FELIZ DÍA TRABAJADORAS Y TRABAJADORES!

 

ES URGENTE COMBATIR EL DESEMPLEO

 

 

Jesucristo dedicó  la   mayor parte  de  los  años  su  vida  terrena  al   manual  junto  al banco del carpintero. Así anunció el  “Evangelio del  trabajo”,  que habla  de la  dignidad de cada trabajadora,  de cada trabajador.  El trabajo   humano es una  clave, quizá  la clave esencial,  de toda la cuestión social,  por  eso hay  que combatir  la plaga del  desempleo.

Los  curas   y  las  religiosas  que vivimos  y   trabajamos  en  las  villas  de  la  zona  metropolitana sentimos  la  necesidad  de  hacernos  eco  de  lo  que vive  la  gente  de  nuestros  barrios.

Sabiendo  la  situación  de  pobreza  estructural  desde  hace   varias  décadas,  no  podemos  dejar de  percibir  muchas  señales   de  pronunciamiento  de  la  crisis de  nuestros vecinos  y  vecinas.

Esto se traduce en un marcado aumento de desempleo y  precarización laboral,  una fuerte falta  de  ingresos  y  un  desánimo  social.  La  persona que  no  trabaja  está  herida  en  su  dignidad,  siente que está de sobra, que está descartada.

La crisis que pega en la clase media impacta considerablemente en los sectores más humildes.  Así,  han  bajado  mucho  las  changas.  Muchos pobres  viven  de  trabajos  que  hacen  en hogares de clase media: refacciones, pintura, albañilería, plomería, servicio doméstico. En esto ahorran y disminuyen  la  oferta  laboral  las  familias  afectadas  por  esta  crisis. Todo  esto   que decaiga el  desarrollo de la  economía popular y el cooperativismo.

A causa de esto, surgen problemas comunitarios en el seno de las familias, en la convivencia barrial y en el andar de los jóvenes.

Nuestras hermanas y hermanos no vislumbran un panorama alentador hacia el futuro, lo cual  lleva  a  la  desesperanza  y a  la  desesperación.  Las organizaciones  sociales  ayudan   a contener  a los que  quedan afuera  del  sistema.  Se  gana así  en  seguridad  y en  inclusión.

Nuestro pueblo humilde sabe de sufrimientos  y tiene experiencia de sacrificios.  Estos barrios  obreros  tienen  menos  dosis  de  individualismo comparado  con  otros  sectores  sociales. Somos  testigos de experiencias  de salvación comunitaria, donde  rompiendo las barreras del egoísmo  la comunidad se  hace cargo del sufrimiento del  hermano.  Se da así  una solidaridad natural que  lleva   a  encarar  juntos  el  esfuerzo  por   salir  adelante.  Al  compartir  los dolores,  se  los asume  mejor.  Así  se vive aquí esta  crisis.

Nosotros sabemos también de la buena voluntad de varios funcionarios y personas influyentes. Pero estamos convencidos de que hay que dar pasos contundentes para mejorar la vida  de  los  sectores  más  postergados  de  la  sociedad.  Es urgente  resolver  el  tema  del  desempleo.

Los  planes  sociales  son  necesarios  en  momentos  como este,  pero no tenemos  duda  de  que lo  fundamental  es  recuperar  un  empleo  digno para las  familias  más  desfavorecidas.

La dignidad del trabajo resucita a personas y a familias caídas en nuestra sociedad.

Cuando hay más  trabajo,  se  produce  un círculo  virtuoso.  Se  puede  llevar  el  pan a  la mesa  y la  familia  reunida vive  con  más  dignidad.  La  falta  de  trabajo provoca  lo  contrario.  El signo  de  la inclusión es la oportunidad  laboral.

Pensamos que familias que vienen de generaciones  de  exclusión se  cruzan hoy con gente que viene   de  generaciones  de  prejuicios.  Se agranda  así la  brecha  entre  ricos  y pobres.

Sólo la cultura  del  encuentro  es  el  camino  en  el  que  los  más  favorecidos  deben  ser  sensibles con los que menos tienen, combatiendo así  la exclusión en la que viven muchos de nuestros vecinos.

Resulta doloroso ver que mientras unos se dedican a la especulación financiera,  muchos pierden el  trabajo.


Es conveniente que quienes gobiernan la Argentina actualmente o en el futuro expliquen cómo piensan generar empleo. También sería muy bueno plantear propuestas para la economía popular,  en  la  cual  se  mueven  muchos  de  los  vecinos  y vecinas  de  nuestros  barrios.

En   este día especial,  ponemos  en  manos  de  Dios  a  nuestro  pueblo  que  necesita trabajo genuino.  Lo  pedimos  por   de  la  Virgen  de  Lujan,  de  San     José  Obrero  y  de  San   Cayetano.

 

1 de mayo de 2019.

 

Mons.  Gustavo  Carrara.  Obispo  auxiliar     de  la  Arquidiócesis  de  Buenos   Aires.  Vicario  para  la  Pastoral en Villas de  CABA.

P.   José  Di  Paola, P.  Eduardo Drabble. Villa  La  Carcova,  13 de Julio  y Villa Curita.  Diócesis  de San Martín.

P. Guillermo Torre, P. Marco Espínola. Villa 31. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P.  Juan Isasmendi, P.  Ignacio Bagattini, P. Lucas Walton. Villa 1-11-14. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Lorenzo de Vedia,  P.  Carlos  Olivero,  P  . Facundo Ribeiro. Villa 21-24  y Zavaleta.  Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Domingo Rehin. Villa Lanzone. Diócesis de San Martín.

P. Nibaldo Leal. Villa Hidalgo. Diócesis de San Martín.

P.   Hernán Cruz  Martín:  Barrio  Don  Orione - Claypole.  Obra  Don  Orione.  Diócesis  Lomas  de  Zamora.

P. Basilicio Britez. Villa Palito. Diócesis de San Justo.

P.  Nicolás  Angellotti.  Puerta de Hierro,  San    Petesburgo  y       17 de  Marzo.   Diócesis  de  San  Justo.

P. Gastón Colombres, P. Damián Reynoso. Villa 15. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Martín Carroza y P. Sebastián Risso. Villa Cildañez. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Pedro Baya Casal, P. Adrián Bennardis. Villa 3 y del Barrio Ramón Carrillo. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Joaquín Giangreco. Villa Trujuy. Diócesis Merlo-Moreno.

Carlos Morena, Mario Romanín, Alejandro León, Juan Carlos Romanín, Salesianos, Don Bosco. Cecilia Lee, misionera franciscana. Bea GmiItrowicz, misionera franciscana, Villa Itatí. Diócesis de Quilmes.

P. Juan Ignacio Pandolfini. Villa la Cava. Diócesis de San Isidro.

P. Alejandro Seijo: Villa Rodrigo Bueno. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Andrés Tocalini. Villa los Piletones. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Franco Punturo, P. Gonzalo Slepowron Villa 20. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Omar Mazza y P Sebastián Sury. Villa Inta. Arquidiócesis de Buenos Aires.

 

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