El padre Carlos (en el centro de la foto) en la Villa 31.
"Compañeros", "Compañeras", son términos que vienen del latín companio -onis (Acción y efecto de compartir el pan). Eso es lo que hacía y promovía el mártir de las villas.
Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe, nació el 7 de octubre de 1930, sacerdote y profesor fundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Así se llamaba en las décadas del 60´y 70´al "mundo" de los oprimidos de América Latina y el Caribe, Asia y África. el "Primer mundo" eran las potencias capitalistas encabezadas por los Estados Unidos de Norteamérica (EE. UU). El "Segundo mundo" lo representaban los países nucleadas en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la otra gran potencia del siglo pasado, conducida por Rusia.
El apostolado de Mugica se caracterizó por su «opción preferencial por los pobres». La mayor parte de su labor comunitaria tuvo lugar en la Villa 31 del barrio capitalino de Retiro, donde fundó la parroquia Cristo Obrero. Murió asesinado a balazos, después de celebrar Misa en la iglesia de San Francisco Solano, en la ciudad de Buenos Aires, el 11 de mayo de 1974. En 2012 fue declarado autor inmediato del asesinato el subcomisario Rodolfo Almirón, pero esta había fallecido tres años antes, detenido en el hospital de Ezeiza. Era uno de los jefes de la banda criminal conocida como "Triple A" (Alianza Anticomunista Argentina"), fundada por José "El Brujo" López Rega.
En declaraciones a la revista "Siete Días", en elmes de junio de 1972, el padre Carlos explicaba:
"Los signos concretos del mensaje de Cristo se pueden detectar cuando Él dice: “En esto se conocerá que ustedes son mis amigos, en el amor que se tengan unos a otros”. Y el índice de mi adhesión al mensaje de Jesucristo es mi amor real, concreto, palpable, por mis hermanos. "
Y a la pregunta: ¿Cómo se manifiesta, cómo se materializa ese amor? respondía:
"Es muy significativo que el capítulo 25 del Evangelio de San Mateo (versículos del 30 al 46) Cristo hable del Juicio Final en estos términos: “Cuando el hijo del hombre vuelva con sus ángeles a juzgar a los hombres los reunirá a todos en su presencia y va a separar a unos de otros como el pastor separa a las ovejas de los cabritos. Entonces va a decir a los de su derecha: vengan conmigo benditos de mi padre”. Ahí se puede pensar, bueno, vengan conmigo benditos de mi padre porque fueron a pie a Luján, o porque tuvieron mucha devoción a San Cayetano, o porque hicieron y cumplieron muchas promesas, o porque dieron limosna a la Iglesia. Pero Cristo no va a decir eso. Va a decir: “Vengan conmigo, benditos de mi padre, porque tuve hambre y me dieron de comer, porque tuve sed y me dieron de beber, porque estuve en la cárcel y me vinieron a ver, porque estuve enfermo y me curaron, porque anduve desnudo y me vistieron”. Es decir que en el Día del Juicio Final vamos a encontrar a la derecha de Dios a mucha gente que jamás pisó una iglesia y que sin embargo estuvo toda su vida amando a Jesucristo, porque estuvo amando de una manera eficaz a su prójimo, a sus hermanos. Y, lo contrario, Cristo va a decir a los de su izquierda estas palabras terribles: “Apártense de mí, malditos, al fuego eterno”. ¿Por qué? Bueno, ahí podríamos pensar que porque no hicieron la comunión pascual, que porque no dieron limosnas. Y sin embargo, no. Cristo va a decirles: “Yo tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, estuve en la cárcel y no me vinieron a ver…” Y lo notable va a ser que algunos preguntarán: ‘Pero Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y no te dimos de comer?’ Y Cristo responderá: “Cada vez que no lo hicieron con uno de éstos”. Y es en ese terreno donde se manifiesta mi amor, mi compromiso y el de todo hombre."