El 7 de junio de 1810, poco después de haberse constituido el “Primer Gobierno Patrio”, el doctor Mariano Moreno, secretario de la “Primera Junta”, funda “La Gazeta de Buenos Aires”, un periódico que se proponía ser la voz política de la “Revolución de Mayo”. Tuvo importantes colaboradores entre los miembros de la “Junta Provisional Gubernativa de la Provincia el Río de la Plata”, como se la llamó oficialmente: Ellos fueron el padre Manuel Alberti, y los doctores Manuel Belgrano y Juan José Castelli. Por eso en esta fecha celebramos el “Día del/la Periodista”, en la República Argentina.
Han transcurrido más de 200 años y hoy tenemos que hablar de grandes conglomerados “multimediáticos”, es decir: poderosos grupos económicos y financieros, que controlan canales de televisión, productoras de contenidos, redes de distribución, el acceso a Internet, diarios y revistas, radios, et.
Ya no defienden lo ideales de ninguna revolución nacional, sino por el contrario, los intereses de capitales internacionales que no tienen Patria ni bandera, sólo ambición de control y poder social, económico y político sobre lo pueblos.
La información ahora es “infoentretenimiento” y reality show: chismes, evasión, operaciones de desprestigio, manipulación, fake news (falsas noticias) y tropelías por el estilo.
Pero la Patria sigue necesitando de “voces” éticas, que no se vendan al mejor postor. No creemos en la “neutralidad objetiva”. No existe tal cosa. Todos somos “sujetos”, con pensamiento, posiciones tomadas, creencias e ideologías. Sin ellas no seríamos personas. Pero eso no nos exime de la necesaria “honestidad intelectual” para comunicar. Los y las periodistas también tenemos responsabilidades ciudadanas, como en toda actividad profesional.
“La Gazeta” tenía como lema una frase del escritor romano Tácito: “Rara temporum felicitate, ubi sentire quae velis, et quae sentias dicere licet”, que podemos traducir como: “Rara felicidad la de los tiempos en que puedas pensar lo que quieras y decir lo que piensas”. Y agregamos nosotros: Pensar y decir libremente, también por los medios electrónicos e informáticos y plataformas digitales. Mientras la tecnología esté “capturada” y direccionada por apenas un puñado de empresas “multinacionales”, nuestras jóvenes democracias seguirán siendo de “baja intensidad”. Y la comunicación, que es un derecho humano, continuará reducida a un negocio.
Afortunadamente existimos medios locales y comunitarios que trabajamos con una lógica de “servicio público” y no meramente mercantilista. Por eso, desde SuárezCiudad, con la necesaria alegría, sin la cual nada bueno puede construirse, como enseñaba el gran pensador argentino, Don Arturo Jauretche, saludamos a todas y todos lxs colegas que entienden al periodismo como un compromiso con la comunidad.