El título de esta nota expresa una sensación que podríamos calificar de “pesimismo esperanzado”. Puede parecer una contradicción, pero en realidad refiere a dos certezas. La primera es que en lo que queda del 2020, respecto de la basura acumulada en nuestras calles, el problema no será resuelto. Y esto aunque se limpien los lugares de mayor acumulación, algo que al menos todo José León Suárez demanda. Porque rápidamente volverán a formarse las montañas de desechos domiciliarios, comerciales e industriales.
La segunda es que somos esperanzados porque sabemos de largas luchas hasta conseguir soluciones. Por eso ya estamos comprometidos en construir un 2021 donde se resuelvan algunos problemas crónicos de nuestra ciudad. Uno de ellos –estratégico y fundamental- es el de la basura.
Desde luego que hay un problema de educación ciudadana que hace que mucha gente sea desaprensiva con la limpieza, y tire su basura en cualquier parte. Pero eso no exime al Estado de cumplir con sus obligaciones, que son financiadas por vecinos y vecinas. Y la conservación de los lugares públicos es una función municipal por excelencia.
No se trata ya de que -cada tanto- después de muchos reclamos, se proceda a la limpieza de tal o cual calle o esquina. No observamos que exista un plan maestro que abarque la recolección, tratamiento, traslado y disposición final de la basura que producimos. Por el contrario todo parece ser una sucesión de ensayos y errores, que no terminan por resolver la cuestión.
Más aún, la sensación que tenemos es que el municipio no sólo no acierta en esto, sino que está desbordado e impotente ante el problema. Nos decía hace poco un funcionario amigo: “No podemos dejar un patrullero cuidando cada lugar que limpiamos”. Desde ya, los patrulleros están para patrullar. Pero entonces ¿qué hacemos? La resignación nunca es buena política pública.
Seguramente habrá problemas presupuestarios, de recursos humanos –agravados por el Covid-19- de superpoblación concentrada que produce residuos, etc. Pero no se trata de enumerar problemas más que conocidos, la razón de ser de la función pública consiste en diseñar soluciones efectivas y hacerlas realidad.
En las fotos que publicamos se puede apreciar el estado deplorable de algunos sectores del centro comercial suarence. Y lo mismo o peor ocurre hacia el interior de los barrios del Área Geográfica Reconquista (AGR), desde la avenida Brigadier General Juan Manuel de Rosas hasta el Camino del Buen Ayre.
También destacaremos lo positivo: en la calle Maipú, que nos lleva a la escuela primaria (EP) N° 51, del barrio de la Cárcova, se aprecia el trabajo realizado por la Cooperativa “Estrella Federal”, que limpia un sector del barrio (foto abajo). La entrada y adyacencias de esta escuela suelen ser depósitos de basura recurrentes. Deseamos que no vuelvan a serlo.
Señalemos además la tarea educativa de nuestras escuelas, que incluye la formación de conciencia respecto de la basura, el cuidado del medio ambiente y del cuerpo. Un ejemplo que hemos destacado en otra nota es el “quiosco saludable” que organizan con los alumnos y las alumnas, en la EP 51.
Por eso, volviendo al título de esta editorial, con esperanza activa, nos atrevemos a desear con motivo de las próximas fiestas: POR UN 2021 SIN BASURA EN NUESTRAS CALLES.