LA IGLESIA ARGENTINA DICE: ¡CON LA COMIDA NO!

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La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) es el organismo de la Iglesia Católica que reúne a todos los obispos que están al frente de sus “diócesis” en nuestro país. Su presidente, monseñor Oscar Ojea, obispo de San Isidro, encabezó la celebración de una misa en el partido de La Matanza, con un lema contundente: “¡Con la comida No!”.

Fue ayer en el santuario de la Virgen del Milagro de Caacupé y San Blas, en el barrio Villegas de Ciudad Evita, en la intersección de la Avenida Crovara y la calle Cátulo Castillo. Junto al obispo local (Diócesis de San Justo), monseñor Eduardo García y numerosos sacerdotes, muchos de ellos del equipo de curas para las villas y barrios populares, la misa congregó a una multitud de fieles.

Estas misas por los comedores populares y las madres que los conducen, se replican en otras diócesis como las de Córdoba, Mar del Plata, Salta y en Santiago del Estero, en La Banda, con la presencia del padre José María “Pepe” Di Paola.

Estos actos religiosos también se proponen homenajear y desagraviar a las “Madres de la Patria” que “todas las mañanas, cuando todavía está oscuro... encienden luces tenues en los comedores”. “Son ellas las que sufren el dolor de ver que no les alcanza la comida de la olla”,muchas de ellas son madres de sus hijos y de los del pasillo y son las que dan la cara cuando el Gobierno no entrega los alimentos”.

Son muchas las mujeres de nuestros barrios a quienes elegimos como abanderadas, las hemos aplaudido y homenajeado en la pandemia y nos sentimos en deuda con ellas”. “¿Qué nos pasó que pasamos de ensalzarlas a humillarlas ahora?”. “¿Cambiaron ellas o cambiamos nosotros?”, “¿Nos hemos transformado en una sociedad que condena a tantas madres que dan vida?”. Así lo expresaron en un comunicado -previo a la celebración de estas misas- los curas que realizan su tarea sacerdotal en villas y barrios populares.

Durante la homilía (predicación o reflexión) el obispo Jorge Ojea señaló: Se puede hacer un milagro -refiriéndose a la multiplicación de los panes relatada en la Biblia - si cada uno pone su partecita de responsabilidad”. Y agregó: Jesús se pone en el lugar de aquel que tiene hambre. Los discípulos piensan: ‘Qué se arreglen como puedan; si tienen hambre, que se vayan y se arreglen’. Los apóstoles se olvidan de la compasión de Jesús. Cómo nos ha pegado esa dureza de corazón. Está tan metida dentro de nosotros y es tan contraria al Evangelio”.

Y reconoció: Tantas madres escucharon estas palabras de Jesús a los apóstoles: ‘Denles ustedes de comer’. No solo son madres de sus hijos [ustedes], son madres de tantos chicos en el barrio, de los chicos y las chicas del pasillo”. Como gesto final, se bendijo las manos (foto) y la vida de las cocineras y se les entregó como "símbolo de unidad y hermandad", una banda con los colores de la bandera argentina.

Estas celebraciones se suman al reciente “mensaje” enviado desde la catedral de la ciudad de Buenos Aires -al gobierno nacional y a la sociedad toda- al abrir las puertas del templo para dar de comer a las personas en situación de calle.

Según informa el municipio de General San Martín en su página WEB oficial (www.sanmartin.gov.ar) hay al menos 200 comedores en el distrito, que son los que asiste con alimentos y en algunos casos con entrega de mobiliario y artefactos de cocina. Esto supone unas 28.000 personas que acuden a iglesias, el municipio y organizaciones barriales en busca de alimento.

Todo esto ocurre en medio de las denuncias penales por ocultamiento de comida en galpones del Ministerio de Capital Humano del gobierno nacional, adquirida para ser repartida a los comedores infantiles.

Estas realidades nos están mostrando con claridad la divisoria de aguas que atraviesa nuestra sociedad: están quienes creen que la “decisión” de pasar hambre es una opción libre de personas que no quieren trabajar, y estamos los que creemos que el hambre, la pobreza y la indigencia son el resultado de un sistema social injusto, que no brinda igualdad de oportunidades, para acceder al trabajo, la vivienda, la salud, etc. Y de la entrega de las riquezas de la Patria al mejor postor, y entonces así asistimos a un país inmensamente rico con millones de personas sumergidas en la pobreza.

En definitiva son opciones de vida: el individualismo de quienes piensan que se pueden salvar en soledad o apenas junto a su círculo más cercano de afectos, o la opción solidaria de hermanos y hermanas que construyen comunidad, día a día. Aún hoy nos interpelan las palabras de Jesús de Nazareth, cuando proclama su identificación con las personas más vulnerables:

Apártense de mí, malditos.. porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, fui extranjero y no me recibieron, estuve desnudo y no me abrigaron, estuve enfermo y en la cárcel y no me visitaron”. Lo cuenta Mateo en el capítulo 25 de su Evangelio, con la fuerza de un hombre al que no le importaba cobrar impuestos a su pueblo, para enriquecerse y enriquecer a la potencia extranjera invasora, el Imperio romano (un “publicano” en lenguaje bíblico”), hasta que descubrió una nueva vida, junto a su Maestro.

 

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