¡INSÓLITO! ¿O NO TANTO? Esta información llegó al whatsapp de SuárezCiudad en vísperas del fin de año y la publicamos como un testimonio patético de la situación general de la seguridad ciudadana: hay policías con vocación que aman su profesión y hay policías que no ven, no oyen, no están aunque estén próximos. Peor aún: las políticas públicas de seguridad pueden concebir a las policías como fuerzas de prevención y acción sobre el delito, para protección de la ciudadanía o -como pareciera que es la actual orientación- entenderlas como grupos de combate para reprimir la protesta social, espiando y persiguiendo “enemigos internos” políticamente molestos para el poder político de turno. El problema es que el dinero para hacer una cosa o la otra sale de los bolsillos del pueblo.